Como muchos sabréis la mitad de la cuarta temporada de Gossip Girl ha vuelto a las pantallas estadounidenses.
Gracias a páginas webs de descarga gratis, como es la famosa SeriesYonkis (una de las cuales pretenden cerrar los “defensores de la cultura”, término del cual me rio…) personas de todo el mundo hemos tenido la oportunidad de ver el nuevo capítulo de esta serie de gran audiencia.
Por aquí aprovechó para agradecer a todos aquellos que se preocupan de permitir que otras personas podamos disfrutar de estas series casi a la vez que en su lugar de estreno además de todos aquellos que pierden momentos de su vida para traducirlas (en ocasiones de forma graciosa, como aquellas veces que se traduce “primo” en lugar de “prima”-véase el nuevo capítulo de GG-, pero te das cuenta a tiempo que los subtítulos están un tanto equivocados y no que el personaje que interviene está hablando sobre un cambio repentino de sexo…).
Volviendo al tema principal, hasta el momento, Gossip Girl ha sido una de mis series favoritas. Mi preferida. Es curioso que a estas alturas, después de cuatro temporadas ya emitidas, me de pereza abrir la página, darle al enlace y ponerme a leer online esos subtítulos que antes esperaba con ansia. Aún así sigo siendo fiel a lo que en su momento se ganó el puesto como favorita.
Sin embargo, sigo pensando que tras la curiosidad de los nuevos capítulos de la primera temporada, la emoción contenida en la segunda -en mi opinión, la mejor-, el pequeño decaimiento de la tercera, que se acompañaba todavía con tintes de intriga amorosa y el más claro empeoramiento de la cuarta temporada, se encuentra un vago intento de los guionistas para conseguir que la serie acrecente la expectación de sus historias, la intriga de sus embrollos o la evolución tanto de los personajes como de las relaciones afectivas que se producen entre ellos.
Pienso que a estas alturas, el único fin de la plantilla que trabaja en Gossip Girl es el de usar viejas tretas amorosas y crear nuevos escarceos entre los personajes principales y esporádicos que van llegando. Eso sí, sin ton ni son, ya que tan pronto parece que sean uno de los pilares más importantes para la trama que se está desarrollando, como que pasan fugazmente por la serie porque su tremenda y correcta moral no les permite seguir con el noviazgo. ¿Qué fue de la dulce Hilary Duff, en su papel de Olivia Burke, que pasó sin pena ni gloria durante una temporada, removiendo las hormonas del confuso Dan Humphrey que no sabía si la quería si no…? ¿o del pobre y desgraciado Ben Donovan, que apareció en la última temporada, con miras de ser uno de los tantos amores de la seductora Serena Van der Woodsen?. Y aquella pelirroja de buena familia que se lió con Nate allá por la segunda temporada, incluso presentada en familia…no me acuerdo ni de su nombre.
Lo que sí que es evidente es que tanto amorío y desamorío me está cansando mucho. ¡¿Qué será lo próximo?!. Voto por un affair de verano entre la fiel criada de Blair Waldorf, Dorota y el hermano homosexual de Serena, Eric. Puestos a elegir…
Espero que por una casualidad del mundo, a los guionistas les de un aire y renueven la aburrida temática que les ha caracterizado en estos últimos capítulos. Si les tuviera enfrente me aventuraría a pedirles también, eso sí, con educación, que incluyesen algún elemento sorprendente en la serie, que está todo ya muy mascado, por favor.
Y puestos a pedir, si me escuchas : Chuck Bass, vuelve con nosotros.
Aquí os dejo algunas de las parejas que pasaron a la posteridad. Descansen en paz.
He aquí la pelirroja, llamada Bree. En la foto con Nate.
¡Qué tiernos! Y que poco duró el idilio...(Dan y Olivia)
¿Y este chaval? Madre mía...qué poco me gustaba su personaje, con lo grande que era su padre (Aaron y Serena).
Si habéis visto Harry Potter 4, conoceréis a Clemence Poésy. Su personaje era el de Eva, me alegro de que se fuera ya que entorpecía en la relación Blair-Chuck.
Por cierto, un apunte: en esta serie, hasta las pobretonas visten de lujo. Adoro su conjunto...
Por lo menos se agradece la maravilla de vestuario, que para mi envidia, siempre será uno de los imprescindibles puntos fuertes de mi querida serie. ¡Gracias Eric Daman!
Diario de un Peep Toe